miércoles, 15 de septiembre de 2010

Amor carnal , amor espiritual. Caracterìsticas


¿Cómo reconocer el amor verdadero?
          Para conocer las características del amor verdadero, vamos a ver la diferencia entre lo que es la pasión y el amor. Entre lo que es el amor carnal y el amor espiritual.


La pasión.
         La llama de un deseo pasajero
Jueces 14. Desde el cap. 13 en adelante se nos habla de Sansón, uno de los jueces de Israel, conocido por su fortaleza física, por su gran vigor. 


 "Amor a primera vista"
        Dice en 14:1: "Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada." (La Biblia de Jerusalén traduce así esta última frase: "porque esa es la que me gusta".) El verso 5 dice que Sansón descendió con su padre y su madre a Timnat.
        Aquí tenemos a un hombre que se enamora como decimos comúnmente "a primera vista" de una mujer. Ella era filistea, es decir, pertenecía a un pueblo pagano. Los padres de Sansón intentaron disuadirlo, pero no lo lograron. Él insistió: "Esa es la que me gusta." Sus padres no tuvieron la suficiente fuerza como para resistir la decisión de Sansón. Finalmente, ocurrió que Sansón se casó con esta mujer.
       Sin embargo, la relación terminó tristemente, por causa de que Sansón se sintió burlado, al plantear un enigma en el banquete de bodas, que fue respondido por los invitados. Entonces él mató a unas personas para cumplir con la apuesta, y se fue "encendido en enojo" (v.19) a la casa de su padre. "Y la mujer de Sansón fue dada al compañero , al cual él había tratado como su amigo." (v.20).
¿Qué tenemos aquí? Un enamoramiento inmediato y fugaz. Una mujer que "entra" por los ojos de Sansón, y que lo cautiva. Luego él fuerza la voluntad paterna, transgrede las leyes del Señor al tomar una mujer extranjera, y termina en un fracaso terrible, en una tremenda desilusión. Incluso, con el homicidio de varias personas.


 "La pasión de un momento"
          Pero, sigamos. Capítulo 16. "Fue Sansón a Gaza y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella" (Es decir, "tuvo relaciones sexuales con ella"). Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda a aquella noche a la puerta de la ciudad (porque todos los enemigos de Sansón querían capturarlo); y estuvieron callados toda aquella noche (mientras Sansón estaba con la mujer), diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón." (vv.1-3)
Sansón juega con su fuerza. Se burla de sus enemigos. Coquetea con la mujer. Y cae luego bajo sus seducciones. Llevamos dos mujeres en la vida de Sansón, en un corto tiempo.
"En las redes de una mujer astuta"
           Vers.4.: "Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila."
          Sansón y Dalila. Todo el mundo sabe de esta pareja. Ella ha dado tema para películas, libros, canciones y para muchas historias. Ella también era filistea. Y Sansón se enamoró de ella. Dice la Escritura que esta mujer en realidad no sentía nada por él; al contrario, ella fue usada por los enemigos de Sansón para tratar de obtener información acerca de dónde provenía su fuerza descomunal, y cómo podrían derrotarle.
         Desde el principio, Dalila comenzó a importunarle, diciéndole: "Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado." Sansón contestó varias cosas, ellos hicieron varios intentos por cazarlo, pero dice en el v. 16: "Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues todo su corazón, y le dijo: "Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres."
        En ese momento se produce la caída de Sansón. Tanto le importuna la mujer, tanto se ha dejado seducir por esta mujer astuta, que finalmente la da a conocer el secreto de su fuerza, que era un secreto entre él y Dios.  Descubrió todo su corazón delante de una mujer incircuncisa, y entonces él se quedó dormido en las rodillas de ella, y ella le cortó su cabello. Se le fue la fuerza, vinieron los enemigos, lo capturaron y tuvieron a Sansón dando vueltas en un molino como un animal de carga, en forma vergonzosa.
Sansón es, tal vez, el personaje de la Biblia que mejor ilustra lo que es el amor pasional. El amor a primera vista, o enamoramiento. Lo que es un sentimiento fugaz, que no tiene ninguna estabilidad.
Sansón era un hombre dotado, capaz, lleno de poder, lleno de recursos espirituales. Pero él los ofreció a cambio de una pasión con tres mujeres.
          El final de Sansón es triste. ¿Cuál fue su gran problema? El era un hombre sensual, un hombre apasionado, que vivía por los deseos, impulsos y apetitos del alma.
Tengamos en cuenta su ejemplo, porque nos va a servir más adelante.

Amnón y Tamar: "Cómo el "amor" se convierte en odio"
Avancemos ahora un poco más en la Escritura. 2 de Samuel cap. 13.
Vamos a ver la historia de dos hijos del rey David. Como ustedes saben, los reyes en Israel tenían muchas esposas, y estos dos jóvenes: Amón –el varón– y Tamar –su hermana– eran hijos de David, pero de distintas mamás, de modo que eran medio hermanos.
          Tamar era una muchacha hermosa. Dice en el verso 2: "Y estaba Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna." Amnón se enamoró de su hermana con tanta fuerza, con un fuego tan avasallador, que estaba angustiado hasta enfermarse por ella.
¿Qué tipo de amor era éste? En la última frase de este versículo se nos revela qué clase de amor era: "Por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna." Su intención no era amarla de verdad, sino "hacerle algo". Nosotros sabemos a qué se refiere eso.
Amnón estaba enfermo de amor. Luego, un amigo de él, cuando lo vio tan triste, le dijo: "Mira, yo te tengo la solución. Haz lo siguiente: declárate enfermo. El rey, tu padre, te vendrá a ver, y tú le dirás que deseas que tu hermana Tamar te venga a ver y te prepare algo para comer."
         Tratándose de que eran hermanos, iba a ser todo muy normal. El plan se cumplió a la perfección. El rey vino a verlo. Amnón le hizo la petición. Éste mandó a Tamar para que viniera a prepararle algo para comer – un plato favorito de él, y en un momento, cuando ella le llevaba en la sartén lo que le había preparado, él no quiso comer. "Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos salieron de allí. ¿Quiénes eran esos "todos"? Los servidores. Recordemos que él era un príncipe. Entonces Amnón dijo a Tamar: "Trae la comida a la alcoba para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. Y cuando ella se las puso delante para que comiese, asió de ella (la tomó), y le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. (La intención era evidente). Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel. No hagas tal vileza. Porque ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego, pues, ahora, que hables al rey, que él no me negará a ti. (Ella le sugiere que la pida al rey, pero, se entiende, como esposa. En esos tiempos, existían matrimonios con cierto parentesco, de modo que podía él llegar a tenerla como esposa si la pretendía). Mas él no la quiso oír (¿por qué? Porque no la quería como esposa, no la amaba de verdad), sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella.
         Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete. (¡Qué palabras duras!) Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es este de arrojarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír, sino que llamando a su criado que le servía, le dijo: Échame a ésta fuera de aquí (Era su hermana, pero usa la palabra "ésta", que suele usarse para indicar a una mujer de baja condición), y cierra tras ella la puerta. Y llevaba ella un vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes (era una princesa). Su criado, pues, la echó fuera, y cerró la puerta tras ella. Entonces Tamar tomó ceniza (que era la forma en que los judíos expresaban un gran dolor) y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.
"Y le dijo su hermano Absalón (éste era hermano de padre y madre): ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón?     Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por esto (él habla así porque trata de consolarla, aunque estaba airado con Amnón). Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano. Y luego que el rey David oyó todo esto, se enojó mucho. Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno; aunque Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana."
           Ustedes saben lo que pasó luego. Desde ese día, Absalón empezó a tramar la muerte de su hermano Amnón, y finalmente lo hizo matar. Y el rey no sólo tuvo una hija deshonrada, y un hijo vil, sino que tuvo un hijo muerto, y a otro hijo fugitivo de la justicia.
¿Cómo fue provocado todo esto? ¿Por el amor? ¿Fue eso amor? No, eso fue una pasión. Este es el "amor alternativo" que ofrece la carne, y el mundo hoy en día. Este es el amor que está en boca de todos. Que aparece hoy y desaparece mañana. Que envuelve el corazón del hombre como una red hasta hacerlo enfermarse.
          Y pensar que ese es el amor que, cuando una persona lo siente, piensa que es el amor de su vida, y que después de esta persona (que lo inspira) no habrá ninguna otra, no puede haberla, en todo el universo. Sin embargo, muchas veces, después de conseguido el objetivo, que es saciar los apetitos, se transforma en el odio más profundo, en el rechazo más absoluto.
Aunque tú no hubieras leído nunca antes esta historia, ¿no esto lo que suele verse todos los días? La Biblia no es un libro anticuado. Está muy vigente.




El amor verdadero.
         Ahora, permítenos mostrarte un poco el otro lado. Asomémonos un poco al amor genuino.

Confiando en la elección de Dios
        Vamos a ir a Génesis 24. Este es, tal vez, uno de los capítulos más preciosos de toda la Biblia. Iremos resumiendo y leyendo algunos versículos.
Isaac es el hijo único de su padre Abraham. Es el heredero de todos los bienes. Es un muchacho dichoso y bienaventurado. Lo tiene todo sin haber hecho nada. Hijo único. Su padre ve que es el tiempo de que su hijo de case. Entonces, envía por el más importante de sus criados, el administrador de todos sus bienes, y le dice: "Mira, yo no quiero que mi hijo se case con una mujer de nuestro vecindario, porque esta gente es impía e idólatra. Yo quiero que vayas a la casa de donde yo salí, allá lejos, cientos de kilómetros; toma regalos, camellos, y alimento para muchos días. Búscate acompañantes, haz una caravana, y anda, trae una mujer para mi hijo. Y el criado fue.
Iba temblando en su corazón por la tremenda responsabilidad. Él no podía fallarle ni a su amo mayor, ni a su amo pequeño: el joven Isaac. Él iba orando. Seguramente no dormía bien en esas noches a la intemperie, pidiendo a   Dios que lo dirigiera. Y cuando iba llegando al lugar, ora así: "Señor, por amor a tu siervo Abraham, permite que cuando yo llegue a ese lugar, me encuentre así como por azar con la mujer que tú has destinado como esposa para mi amo pequeño."
         Vers. 15: "Y aconteció que antes que él acabase de hablar (de hacer esta petición a Dios), he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía."
             El criado, al orar a Dios, había puesto también una señal. Él había dicho: "A la primera joven que yo encuentre, a la cual yo le pida de beber, y que no solamente me dé de beber a mí, sino también a los animales, que ésa sea." Entonces comienza a hacer la prueba. Le pide de beber. Y la muchacha, que no sólo era hermosa, sino que era también diligente, le da de beber a él, y también a los camellos. ¡Algo insólito! Una joven bien criada. Una joven rica le da de beber a los camellos. Eso no es algo normal. ¡Esa era la respuesta a una petición del criado! Luego él le pide que se identifique. ¡Era pariente de su amo Abraham!
          Cuando él vio lo que estaba ocurriendo, dice (v. 26) que "el hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová." No pudo resistirlo. Estaba tan emocionado por lo que estaba viendo, que se inclina, cae en tierra y adora a Dios, porque Él había respondido su oración.
          Entonces ella lo lleva a la casa, y él informa a la familia cuál es el motivo de su viaje. Entonces ellos, al conocer todas las cosas, le dicen al criado: "De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. He aquí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu Señor, como lo ha dicho Jehová."
          Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová. Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi Señor." Ya había cumplido su misión. Ahora se llevaba una esposa para su amo.
         Entonces, el hermano y la madre de ella respondieron: "Espere la doncella con nosotros al menos diez días, y después irá." (No te la lleves de inmediato, queremos disfrutarla todavía un poco) . Entonces él les dijo: "Por favor no me detengan, yo quiero irme inmediatamente donde mi Señor". Entonces ellos respondieron: "Nosotros decimos que sí, tú dices que no. Zanjemos este asunto de la siguiente manera: llamémosla a ella, que ella decida. Si quiere irse contigo de inmediato, se van, sin no, se queda ella con nosotros diez días."
"Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré." (v.58).
        El camino era de varios días. Seguramente el criado le iba contando a Rebeca cómo era su amo joven, y con cada cosa que él le decía, ella se iba enamorando más y más. Después de varios días, dice el versículo 62: "Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde (Era un varón tranquilo: había salido a meditar. Su corazón estaba expectante. Su esposa aparecería en cualquier momento. ¡Cómo oraría él pidiéndole a Dios que el criado no se equivocara!); y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi Señor. (¡este es mi Señor!) Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre."
          Notemos aquí algunos detalles importantes, que muestran un contraste con lo que ocurrió con Sansón. Dice la Escritura que Isaac estaba meditando en la tarde – había orado intensamente. El no conocía a su mujer. Otro la eligió por él. Él había confiado en que Dios escogería la mujer apropiada para él. Y luego, cuando se casaron, dice que "la amó". Así de simple. La amó.
        Luego, al conocer el resto de la historia de Isaac, vemos que fue un matrimonio dichoso. Ellos tuvieron dos hijos, y nada perturbó la vida de ese matrimonio. En cambio cuando vemos a Sansón, ¿qué es lo que encontramos allí? Que él se enamora una y otra vez. "Se enamora". En cambio, Isaac, sin conocerla, y sólo confiando en Dios, "la amó".
         Trasladémonos a nuestra realidad.Tal vez tú tengas la siguiente observación: "¡Ah, pero esos eran otros tiempos! Hoy no corresponde hacer así. Sería anticuado, ridículo que el padre de un joven le buscara esposa a su hijo; y más encima usara a una tercera persona para escogerla." Es cierto. Hoy no se estila así.
Pero ¿cuál es el principio que tenemos que sacar de esto? El principio es este: En realidad, la mujer de Isaac no la escogió el criado, ni Abraham ni Isaac. Estas tres personas que aparecen involucradas en el caso no tuvieron nada que ver, excepto comprobar la elección que Dios había hecho. ¡Dios la escogió!
Sansón nos demuestra que cuando entra una mujer por los ojos de un hombre y lo cautiva y se enamora con ese apasionamiento que en Amnón era una enfermedad, entonces su desenlace es trágico, porque Dios no está involucrado en eso. Allí no se tomó en cuenta a Dios.
         La gran diferencia radica, pues, en si Dios está o no involucrado. Si la esposa (o el esposo) fue escogido por Dios, o si es sólo del agrado de los "los ojos" del que "se enamora". Pero avancemos un poco más y veamos otro caso.
La dulce espera del amor
         Génesis 29:20: "Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba".
             Aquí el padre de la novia pone la siguiente condición: era necesario comprarla, así que él la compra con siete años de trabajo. Imaginémonos lo que son siete años. En siete años un joven estudiante de Medicina alcanza a completar toda su carrera. En siete años un muchacho se convierte en joven y un joven en adulto. Sin embargo, a Jacob "le parecieron como pocos días, porque la amaba".
¿Qué podemos sacar como conclusión de aquí? Tú sabes, los tiempos cambian, las costumbres cambian, pero los principios de Dios permanecen. ¿Cuál es el principio aquí? Que el amor genuino no varía, permanece, y que puede esperar. De tal manera que no hay tal cosa como un amor genuino y puro, que sea al mismo tiempo tan apasionado, tan avasallador que obligue a dos jóvenes a casarse ahora ya. No existe eso.
             El amor genuino, el amor de Dios puede esperar todo el tiempo. Como es genuino no tiene el problema que tiene el oropel, que se corrompe y se oxida. El amor genuino es como el oro. No importa que esté al viento, y sujeto a todos cambios de temperatura, y a todas las circunstancias. Permanece igual. Ese es el principio.
            Veamos un poco más acerca de este amor. Efesios 5:25: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella."
De todas las cosas grandes que se dicen en este versículo, vamos a rescatar una frase, la que dice "y se entregó a sí mismo por ella." El amor genuino no tiene todas las flechas y todas las direcciones enfocadas hacia el "yo", sino que todo apunta hacia el "tú". De tal manera que el amor posesivo, el amor sensualista que busca deleite, y que busca el ensalzamiento del ego, ese no es amor.
¡Pero hasta aquí no hemos dicho nada aún acerca del verdadero amor!

El origen y la naturaleza del verdadero amor
       Por favor, vayamos a 1ª Corintios 13:4-7. "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."
             El amor verdadero no reside en el alma, sino en el espíritu. Si no estás familiarizados con los términos "alma" y "espíritu", vamos a explicar un poco. El alma es el lugar –intangible por supuesto– donde reside nuestra personalidad, donde está nuestra voluntad, nuestra inteligencia, y nuestros sentimientos y afectos. Estas son las tres grandes facultades del alma. Eso corresponde al yo, a mi manera de ser, a mi persona en particular. La gente que no conoce a Dios tiene dos partes en su ser que están funcionando: el alma y el cuerpo. Pero cuando una persona nace de nuevo, entonces revive su espíritu, que es donde viene a habitar el Espíritu de Dios.
           Todas las personas del mundo, no importa si son hijos de Dios o no, tienen en su alma la facultad de amar, de odiar, de enojarse, de entristecerse, de tener sentimientos, emociones, y de tener una capacidad de decidir.  El amor "pasional", este amor de Sansón, este amor de Amnón, es un amor que reside en esa parte: el alma.
En cambio, el amor espiritual, el amor de Isaac, o Rebeca, y el amor de Jacob, el amor de Cristo por la iglesia, el amor del que se habla aquí en 1ª Corintios 13 no procede del alma. No es un simple sentimiento; no es la simple emoción de sentirse agradado al lado de la persona a quien se ama. Es también una emoción, es también un sentimiento del espíritu, del ser interior que uno tiene adentro luego que uno ha conocido al Señor.
            De manera que, aunque esto resulte fuerte, tenemos que decirlo: el verdadero amor no reposa en quien que no ha conocido a Dios. Simplemente, no lo conoce. Conoce un remedo, una imitación, una caricatura, una sombra. Algo que "parece", pero que no es.
¿Y sabes qué es lo que sostiene –en muchas parejas– el llamado amor que se tienen? Muchas veces es simplemente una confraternidad, una mutualidad, porque ambos se necesitan el uno al otro, porque les conviene estar juntos. Ambos sacan provecho el uno del otro. Pero ellos no conocen el verdadero amor.
            Nosotros, como hijos de Dios tenemos por lo tanto, la opción de amar de verdad. El mundo no tiene opción. Ellos aman con el único amor que conocen, el sentimiento y la pasión del alma. Pero nosotros tenemos dos opciones: tenemos el amor del alma, que podemos sentir igual que ellos; y tenemos el amor como un fruto del espíritu que reposa en nuestro corazón, y que es de Dios.
             El mundo exacerba esta clase de amor pasional, que se origina, no de adentro, del espíritu, sino que parte por los sentidos, por lo que tocas, por lo que hueles, por lo que oyes. La música lo exacerba, las caricias lo exacerban, la mirada lo exacerba. Y también la belleza exterior, que es el ropaje que lleva una persona.
            El mundo no conoce las cosas de las que estamos hablando aquí. Pero desde hoy tú no sólo las tienes, sino que también las conoces. Tú tienen desde ahora una tremenda ventaja. Porque cuando comience a aflorar esa cosquillita allí después de mirar a un(a) joven atractivo (a), y después, cuando se le va el sueño en la noche pensando en él (o en ella), y sientas el deseo de estar juntos, como que estalla en el corazón una emoción profunda al estar a su lado, y todo lo que nosotros sabemos: el sudor de las manos, el temblor de las piernas.
           Todo esto, amado joven, puedes sentirlo hoy, y desaparecer mañana. Y cuántas veces te ha pasado –nos ha pasado– que lo que hoy nos parece el amor más puro, más perfecto, al poco tiempo, no queda absolutamente nada de eso, o bien queda, en su lugar, un odio profundo, o una terrible decepción causada por el daño o por la traición del otro.
          El amor de Amnón se transformó en un odio más grande que el amor que tenía antes. Y así suele ser. De tal manera, que hay una gran diferencia entre la pasión, que procede del alma, y el amor verdadero, que es espiritual.
La muerte que da paso a la vida
        Algunos de nosotros, los cristianos que llevamos algún tiempo caminando, nos enamoramos, y nos casamos sin saber estas cosas. ¿Y sabes, hermano? Mira, te vamos a contar.
Llegó un momento en nuestra vida en que se produjo el necesario "traslado" de los afectos. El cambio de un ámbito al otro. Y no fue sin dolor. Llegó un momento en que ese amor del alma que sentíamos hacia nuestra esposa desapareció. Con los primeros problemas, con las dificultades, desapareció. Y hubiésemos terminado definitivamente separados, como muchas parejas en el mundo, porque ese amor desaparece. Es sólo un entusiasmo, una pasión que se sacia al poco tiempo, porque está muy dependiente también del sexo y la parte física.
        Y después viene la rutina y todas las cosas propias de una pareja única. Entonces, en ese momento fue necesario que se produjera el cambio. Y desapareció el amor del alma. Pero en la aflicción y la angustia de ver la desaparición de un sentimiento tan amado y tan idealizado, el Señor, en su gracia, puso ese amor profundo, ese amor del espíritu. Ese amor que no cambia, y que no depende de los atractivos de la otra persona, ni de los méritos de la otra persona, sino depende de Dios que lo da. Es un amor que lo envuelve todo y que es capaz de amar aunque uno no sea amado. Y que es capaz de sobrellevar toda diferencia, y de perdonar todo lo que sea necesario perdonar. Creo que eso nos ha pasado a muchos de nosotros, de los que somos más viejos.
       Pero tenemos la esperanza de que en nuestros amados hermanos jóvenes no sea necesario. Y que desde el comienzo, el amor que una su corazón con el de la persona a la cual Dios escogió, sea este amor profundo que no conoce mengua ni sombra alguna. Que así sea. Vamos a poner nuestra confianza en eso.















 

viernes, 10 de septiembre de 2010

NUESTRO CAMINAR POR LA VIDA:

       Al trasladarnos de un lugar a otro que es lo que nos mueve, el simple hecho de que tenemos que ir a un lugar, el impulso de visitar a alguien, nuestro deseo de alcanzar una meta.
¿Qué cosa nos hace movernos? Un partido de fútbol, un baile una fiesta, una reunión de negocios.
      El ser humano desde el principio quiso imponer sus metas y sus ideales, ya que por ambición propia la humanidad nunca quiso estar cómoda en su lugar, y lo vemos a través de los tiempos, todo comenzó con el fuego, luego fue la rueda y de allí el motor a vapor para trasladarse, las maquinas, los aviones, las naves espaciales, las computadoras, los televisores y tantas cosas que el hombre a inventado para su comodidad y bienestar.
      Pero el hombre por muchos logros que tenga, por muchas metas que alcance el siempre a tenido un gran vació y este solo lo puede llenar Dios,  pero el hombre a querido llenarlo con toda clase de cosas y no a podido, lo quiso sustituir hasta con ídolos falsos de madera y de metal que nunca se han preocupado por ellos ya que no tienen vida ni se pueden mover.
     Dios padre se a preocupado desde el principio por tener una relación con los hombre y por eso primero hizo pacto con un hombre y luego con una nación y ahora con todo aquel que recibe a Jesús como su Señor y salvador puede tener esta relación.
 Éxodo 13:21
(21)  Jehová iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que pudieran caminar tanto de día como de noche.
     Cuando el Señor saco a su pueblo de Egipto que tipifica el mundo se preocupo por darle una guía, dice que de día era la nube y durante la noche era la columna de fuego para que ellos pudieran caminar.




     La nube representa la presencia de Dios en nuestras vidas, esto significa que tenemos que estar concientes todo el día que donde nosotros estemos el esta también allí, la nube era tan grande que el primero como el ultimo de su pueblo la podía ver, al igual que hoy desde el primero hasta el ultimo la puede sentir y debe estar conciente que es real y esta presente en nuestras vidas.
 Mateo 28:20
(20)  y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."
     No hay un tan solo día que el no este con nosotros, ni un tan solo lugar que el no pueda estar, ya que el es omnipresente, el esta en todos los lugares al mismo tiempo ya que el llena todo lugar con su presencia.
 Volviendo al versículo de éxodo también hace alusión a la columna de fuego, que los guiaba de noche
Génesis 1:5
(5)  Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer día.
     Dios nos da su Espíritu Santo para que nos saque de todas tiniebla que nos saque de la cautividad y nos lleve a su luz admirable.
 Juan 16:7-11
(7)  Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros. Y si yo voy, os lo enviaré.
(8)  "Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
(9)  En cuanto a pecado, porque no creen en mí;
(10)  en cuanto a justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis más;
(11)  y en cuanto a juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado.
      Amado hermano el esta aquí puesto que Jesús ya pago por nuestros pecados en la cruz del calvario y ahora esta sentado a la diestra de Dios Padre intercediendo por nosotros, por lo tanto su promesa esta entre nosotros déjalo entrar en tu corazón y el te combesera de pecado, cambiara tu vida y te llevara al padre para que camines con el.





 Mateo 16:13-17
(13)  Cuando llegó Jesús a las regiones de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
(14)  Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o uno de los profetas.
(15)  Les dijo: Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?
(16)  Respondió Simón Pedro y dijo:¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!
(17)  Entonces Jesús respondió y le dijo: Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
     Reconoce a Jesús como tu Señor y salvador, deja entrar en tu corazón al Espíritu Santo para que haga morada en ti y el te llevara a toda verdad cuidara tu caminar y te transformara para que seas una nueva criatura.

                                               

martes, 31 de agosto de 2010

EL PECADO



        El pecado es descrito en la Biblia como la trasgresión a la ley de Dios (1 Juan 3:4) y rebelión contra Dios (Deuteronomio 9:7; Josué 1:18). El pecado tuvo su origen con Lucifer, el “Lucero, hijo de la mañana”, el más hermoso y poderoso de los ángeles. No contento con ser todo esto, el deseó ser semejante al Dios altísimo, y esa fue su caída y el inicio del pecado (Isaías 14:12-15). Cambiado su nombre a Satanás, él trajo el pecado a la raza humana en el Jardín del Edén, donde tentó a Adán y Eva con la misma seducción “...seréis como Dios,..” Génesis 3 describe su rebelión contra Dios y contra Sus mandamientos. A partir de ese momento, el pecado ha pasado a través de todas las generaciones de la raza humana, y nosotros como descendientes de Adán, hemos heredado el pecado de él. Romanos 5:12 nos dice que, a través de Adán el pecado entró al mundo, así que la muerte pasó a todos los hombres porque “la paga del pecado es muerte...” (Romanos 6:23).

       A través de Adán, la heredada inclinación al pecado entró en la raza humana y los seres humanos se volvieron pecadores por naturaleza. Cuando Adán pecó, su naturaleza interior fue transformada por su pecado de rebelión, acarreándole la muerte espiritual y la depravación, la cual pasaría a todos aquellos que fueran después de él. Los humanos se volvieron pecadores, no porque ellos hayan pecado, ellos pecaron porque eran pecadores. Esta es la condición conocida como – la herencia del pecado. Así como heredamos características físicas de nuestros padres, así también heredamos nuestra naturaleza pecaminosa de Adán. El rey David lamentaba esta condición de la naturaleza humana caída en el Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.”

      Otro tipo de pecado es el conocido como pecado imputado. Usada tanto en asuntos financieros como legales, la palabra griega traducida como – imputación – significa tomar algo que pertenece a alguien y acreditarlo a la cuenta de otro. Antes que fuera dada la Ley de Moisés, el pecado no era imputado al hombre, sin embargo aún así los hombres eran pecadores porque heredaron el pecado. Después que la Ley fue dada, los pecados cometidos en violación a la Ley fueron imputados (acreditados) a ellos (Romanos 5:13). Aún antes que las transgresiones de la Ley fueran imputadas al hombre, la paga por el pecado (muerte) continuó reinando (Romanos 5:14). Todos los humanos, desde Adán hasta Moisés, estuvieron sujetos a muerte, no por sus acciones pecaminosas contra la Ley Mosaica (la cuál aún no tenían), sino por su propia y heredada naturaleza pecaminosa. Después de Moisés, los humanos estuvieron sujetos a muerte tanto por el pecado heredado de Adán, como por el pecado imputado por violar las leyes de Dios.

       Dios usó este principio de imputación para beneficio de la raza humana, cuando Él imputó el pecado de los creyentes a la cuenta de Jesucristo, quien pagó la pena por el pecado (muerte) en la cruz. Imputando nuestro pecado a Jesús, Dios lo trató como si Él fuera un pecador, aunque Él nunca lo fue, y lo hizo morir por los pecados de todos aquellos que creyeran en Él. Es importante entender que el pecado fue imputado a Él, pero Él no lo heredó de Adán. Él sufrió el pago por el pecado, pero Él nunca fue un pecador. Su naturaleza pura y perfecta no fue tocada por el pecado. Él fue tratado como si hubiera sido culpable de todos los pecados que se han cometido por todos los que creerían, aún cuando Él no cometió ninguno. En cambio, Dios imputó la justicia de Cristo a los creyentes y acreditó nuestras cuentas Su justicia, al igual que Él le acreditó nuestros pecados a Su cuenta (2 Corintios 5:21).

       El pecado personal es aquel que es cometido día tras día por el ser humano. Por haber heredado la naturaleza pecaminosa de Adán, cometemos pecados individuales y personales – todos ellos, desde la aparentemente inocente mentirilla, hasta el homicidio. Aquellos que no han puesto su fe en Jesucristo, deben pagar el castigo por estos pecados personales, así como por el imputado pecado de herencia. Sin embargo, los creyentes han sido liberados de la condenación eterna del pecado (infierno y muerte espiritual). Ahora podemos elegir si cometer o no pecados personales, porque tenemos el poder de resistir al pecado a través del Espíritu Santo que mora dentro de nosotros, santificándonos y dándonos la convicción de nuestros pecados cuando los cometemos (Romanos 8:9-11). Una vez que confesamos nuestros pecados personales a Dios y le pedimos perdón por ellos, somos restaurados a un perfecto compañerismo y comunión con Él. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).



         El pecado heredado, el pecado imputado, y el pecado personal – todos han sido crucificados en la cruz de Jesús, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7).






Yo soy Jesús (Rabito)




domingo, 22 de agosto de 2010

AMOR, FE Y ESPERANZA

  
comentarios para hi5



La Fe la Esperanza y el Amor

Hoy permanecen la fe,
la esperanza y el amor;
pero de estos tres
el amor es el mayor

Fe, es la expectativa
de las cosas por venir
pero cuando se hace perceptiva
la fe termina muy feliz.

La esperanza es lo esperado
sobre algo que nos suceda;
pero la esperanza ha acabado
cuando esto nos llega.

Pero el amor es
algo que siempre perdura
es el mayor de los tres
por que el amor nos madura.

Por amor lloramos
cantamos y reimos;
por amor sufrimos, perdonamos,
suspiramos y vivimos.

Nunca falla el amor
y asi Dios lo quizo,
por amor damos el corazon
y disfrutamos de nuestro paraiso.

Con amor todo se puede
sin amor no tenemos nada,
por que el amor nos mueve
a querer a la persona amada.

Por eso; la fe tendra su finalidad
y a la esperanza le llega su esplendor
Pero por toda la eternidad
sera lo primero el amor.

El amor nunca se acaba
...nunca falla!
Jorge Rodriguez. .



El Amor de Dios - Juan 15:13
 El amor de Dios por nosotros, está representado gráficamente en el sacrificio que Él hizo por nosotros. "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13).
            Jesucristo es el único y eterno Hijo de Dios.  Es el Alfa y el Omega, el Gran YO SOY,  el "Dios Todopoderoso"  por el cual fueron creadas todas las cosas  y en él todas las cosas subsisten El se humilló a sí mismo de tal manera. Fue hecho carne y habitó entre nosotros. Jesús, Dador de la Vida, se dio a sí mismo en la cruz ¡en el mayor acto de amor que el mundo ha conocido jamás! Al hacer esto nos libró de nuestros pecados, eficazmente clavándolos consigo mismo en la cruz. De esta manera, Él, que no conoció pecado, se hizo pecado por nosotros.

            "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él (Juan 3:16-17). Jesucristo amó tanto al mundo que se dio a Sí mismo por él, desde Sus derechos y privilegios como Hijo único y eterno de Dios, ¡hasta Su propia vida! Si usted desea ver el amor de Dios, mire la cruz. "En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: En que Dios envió a Su Hijo unigénito, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros primero, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados" (1a de Juan 4:9-10). "Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).
El Amor de Dios - ¡Es para Usted!
            El amor de Dios nos ha sido revelado y ahora Él está a la puerta y llama. Depende de cada individuo el buscar una relación personal con Dios o el rechazarlo rotundamente. La única barrera entre nosotros y el amor de Dios es nuestro libre albedrío.  Jesucristo es la puerta. "Jesús dijo: ´Yo soy el camino y la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no por Mí´" (Juan 14:6). La salvación es un regalo gratis comprado y pagado con la sangre de Cristo.







Lo que es la fe

Para entender la fe es necesario conocer también la esperanza ya que son cosas diferentes, pero las dos trabajan juntas para que podamos recibir de Dios sus promesas. La fe se encuentra en el tiempo presente mientras que la esperanza en el futuro nunca nos ofrece la seguridad que tendremos las cosas que esperamos recibir, pero lo que nos da la seguridad y lo hace real es la fe lo que hace la esperanza es trazarnos la meta mientras que la fe la realiza.
Nuestra salvación es por la fe en Cristo Jesús y a través de la fe en El tenemos la certeza que muy pronto vendrá por su pueblo como lo prometió en Jn. 14: 1-3.
Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que vamos a obtener lo que esperamos, es estar seguro de algo que existe aun cuando nuestros ojos físicos no lo puedan ver.
Para el creé todo es posible. Jesús dijo: que resucitaría el tercer día y así fue y antes de irse a la diestra del Padre dijo que sus mismas señales seguirían a los que creyeran y aún cosas mayores harían porque él iba al padre y todo lo que pidiésemos a él, no los daría, promesa de Jesús para todo aquel que creé en su palabra la acepta y obedece sus mandamientos. 
Abraham no creyó lo que sus sentidos le decían, no creyó lo que sus ojos veían; él estaba completamente convencido de que Dios iba a cumplir la promesa que le había hecho y su fe trajo como resultado el nacimiento de su hijo Isaac cuando tenía cien años.
Abraham no miró las cosas que se veían, sino lo que no se veía la palabra de Dios.
Nuestros ojos siempre deben estar firmes en la Palabra de Dios, sabiendo que ella nos va a traer las cosas que estamos deseando.
A sí también vemos que Moisés  cuando salió de Egipto y éste mismo le  perseguía hubo un momento en que Moisés se encontró como vencido, pués al frente tenía al mar Rojo y a espaldas al pueblo  enemigo, me parece que en ese momentoa Moisés no tenía escapatoria según mi forma hunama de pensar y  el mismo pueblo que el llevaba le reclamaba por que sus vidas corrían peligro Moisés viendo la situación en que se encontraba clamó a Dios quizás en ese momento no sabía que hacer ¿y saben lo que Dios le dijo?  ¿Por que clamas a mí? Avanza  golpea las aguas con tu vara y habre el mar en dos,  el mismo como que no se había cuenta del poder que Dios le había entregado.
La fe siempre está viendo la Palabra de Dios y tomándola como una realidad aunque las circunstancias por las que estemos pasando parezcan ser contrarias a lo que Dios promete. Para Dios no hay nada, nada imposible, solo créele  Dios y verás su gloria.













Image and video hosting by TinyPic






Image and video hosting by TinyPic


Doris Machin






LA LEY Y LA GRACIA


    

Hay en el hombre la tendencia a confundir los principios de la ley con los de la gracia, de tal suerte, que ni la ley ni la gracia puedan ser bien comprendidas. La ley es despojada de su austera e inflexible majestad, y la gracia de sus divinos atractivos. Las santas exigencias de Dios permanecen sin respuesta, y el sistema anormal creado por los que así mezclan la ley y la gracia, ni llena ni satisface las profundas necesidades del pecador.
    La ley es la expresión de lo que el hombre debiera de ser, y la gracia demuestra lo que Dios es. ¿Cómo, pues, pueden formar unidas un solo sistema? ¿Cómo podría salvarse el pecador en parte por la ley y en parte por la gracia? Imposible. Es necesario que sea salvado por la una ó por la otra.
“La ley por Moisés fue dada: más la gracia... por Jesucristo fue hecha”. En la ley no había gracia ni misericordia. “El que menospreciare la ley de Moisés... muere sin ninguna misericordia”. Hebreos 10:28. “Maldito el que no confirmase las palabras de esta ley para cumplirlas”. Deut. 27:26.
    El lenguaje de la gracia no es en el monte Sinaí donde se debe buscar. Jehová se manifiesta allí rodeado de una majestad terrible, en medio de tempestad, truenos, relámpagos y fuego, advierte al pueblo que no se acerque, que se mantenga lejos, porque “cualquiera que tocare el monte de seguro morirá”. Aquellas circunstancias no son las que acompañan una dispensación de gracia y de misericordia. En cambio, encajaban perfectamente en una dispensación de verdad y de justicia. La ley no era otra cosa. En la ley Dios declara lo que el hombre debe hacer y lo maldice si no lo hace. ¿Cómo podría obtener la vida por la ley? La verdad es, como Pablo nos enseña, que “la ley entró para que el pecado creciese”. (1) (Romanos 5:20).
    La ley era, en cierto sentido, como un espejo perfecto, enviado del cielo a la tierra para revelar al hombre cuanto se había desfigurado moralmente. Pero si tiro una plomada perfectamente justa a lo largo de un tronco tortuoso, el plomo me mostrará las desviaciones del árbol, pero no lo enderezará.
Cuando Dios proclamó la ley, el pacto de las obras desde lo alto de aquel Sinaí, envuelto en fuego, lo hizo en un idioma y dirigiéndose exclusivamente a un pueblo. Pero cuando Cristo resucitó de entre los muertos, envió sus mensajeros de salvación y les dijo: “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura”. El caudaloso río de la gracia de Dios, cuyo lecho había sido descubierto por la Sangre del Cordero, debía desbordarse por la energía del Espíritu Santo, mucho más allá del estrecho recinto del pueblo de Israel y derramarse en abundancia sobre un mundo manchado por el pecado. Cuando Dios le dio la ley a Moisés, y éste bajó del monte con las tablas, aquel día tres mil israelitas fueron muertos. ¡Que cuadro tan fiel de lo que era el ministerio de la ley tenemos en Éxodo 32, cuando Moisés desciende y arroja las tablas al suelo, ante la realidad del pecado del hombre, y las tablas se hacen pedazos, simbolizando la fragilidad de aquel pacto que el hombre no podría cumplir, y seguidamente la muere de los tres mil como bautismo de sangre de aquel ministerio de muerte y de condenación! En cambio, cuando descendió el Espíritu Santo en los días de Pentecostés, tres mil muertos en delitos y pecados fueron salvados.
     La ley es como un acreedor que nos asfixia cada día con las cuentas, exigiéndonos que le paguemos hasta el último céntimo de una deuda que aumenta por momentos, mientras que nosotros estamos cada vez en peores condiciones económicas.
   Ahora bien, la ley no tiene contemplaciones, ni rebaja la deuda, ni perdona un solo céntimo al deudor. Mientras el pecador no contemple así la ley, como a un cobrador de entraña de “piedra” y sin misericordia, está teniendo un concepto errado de la ley. Cristo, como autor de la gracia, es como un mediador entre dos, digamos deudor y acreedor, que dándose perfecta cuenta de lo implacable del acreedor y de la insolvencia del deudor, se presenta a pagar él la deuda, toda la deuda. ¿Por qué lo hace? Porque es misericordioso. Cuando la ley y la gracia no se ven así, es que no se ven como son.

    Muchos, entre los que están los católicos romanos, los adventistas y otros, hacen una mezcla de gracia y ley, de Cristo y obras, que talmente parece que la ley perdona la mitad y el Señor paga la otra mitad. Como si el Señor me salvara un poco y yo tuviera que salvarme otro poco. Tal es la posición del adventismo. Cristo les salva si ellos cumplen la ley, o a lo menos, desde determinado momento.

    Esto es despojar a Cristo de su hermosura y a la ley de su ira. La ley y la gracia nunca jamás estarán de acuerdo. Esta diferencia está bien marcada en Hechos 15:10-11: “Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo (esto es la ley) que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar?”
Así que la ley era un yugo imposible de llevar, antes, ahora y siempre. ¿Cuál era, entonces, la esperanza de salvación de los apóstoles? “Antes por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos”.
El diccionario define la “ley” como: “Regla obligatoria”, y la “gracia” como: “Favor que hace uno sin estar obligado a ello”. Una corta definición de gracia pudiera ser: “el amor y favor de Dios para con los que no lo merecen”.
    Cristo ofrece la salvación, la vida eterna y el hombre no tarda más en tenerla que lo que tarda en aceptarla por fe. En todo esto las obras del hombre no entran para nada. El hombre es salvo desde que cree ó si no, ¿qué dicen estos versículos de la Palabra de Dios?: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida”. (Juan 5:24) “El que oye y cree”, nada de obras. El que oye y cree, “tiene vida eterna”. ¿Cuándo tiene vida eterna? Desde el momento en que oye y cree.










¿Qué es lo que hace la ley? Dice Pablo: “La ley obra ira”. (Romanos 4:15). Precisamente la gracia viene en auxilio del que es perseguido por la ira de la ley. Por eso es que la salvación “es por fe, para que sea por gracia”. (Romanos 4:16). ¿Para qué fue puesta la ley? ¿Para que el hombre fuese salvo por ella? No. “La ley empero entró para que el pecado creciese”. Y esto es lo único que hace la ley, aumentar el pecado; pero gracias a Dios que cuando el pecado creció, por el ministerio de la ley, “entonces, sobrepujó la gracia”. (Romanos 5:20). No quiere esto decir que la ley sea pecado ó que sea mala, nada de eso, el pecado donde está es en el hombre, siendo nosotros los malos, ya que la ley en sí es buena. Pero como nosotros no somos buenos, la ley nos condena y la ley no tiene misericordia ni se compadece de nadie. De aquí precisamente la suprema necesidad del antídoto de la ley, la gracia. El que se quiera salvar por cumplir la ley es porque “ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sujeta a la ley de Dios”. (Romanos 10:3).

    Y voy a citar un versículo que dice algo, tanto como que establece la incompatibilidad y lo irreconciliable de que el pecador pueda ser salvo por gracia y por guardar la ley al mismo tiempo. Me refiero a Romanos 11:6: “Y si por gracia, luego no por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”. Esto demuestra que la salvación no puede ser por gracia y por obras; tiene que ser gracia sola ó por obras solas. Y ¿a qué obras se refiere aquí? ¿Se refiere a la ley? Puede verse comparando el texto citado con Romanos 3:20, donde dice: “Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él”. Y escribiendo Pablo a los gálatas (2:16) les decía: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo”. En Efesios 2:8-10, dice: “Porque por gracia sois salvos por la fe”. Léelo bien lector y grítalo para que suene lejos: “Por gracia sois salvos por la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios”. Aun de la fe no se puede gloriar el hombre, porque también es don de Dios. “Por gracia sois salvos por la fe...”, y añade Pablo para que no haya lugar a dudas: “no por obras, para que nadie se gloríe”.Y afirma enfáticamente que la justificación es por fe, solamente por fe. Pero la fe que alcanza la justificación delante de Dios, es una fe viva, una fe que cree y obra en consecuencia; por eso dice Pablo: “Por gracia sois salvos por la fe... no por obras”.

     Pero cuando el creyente ha sido salvo por gracia, mediante la fe y regenerado por el Espíritu Santo, Pablo afirma que el fruto de la justificación por la fe, la salvación por gracia, será una vida de obras abundantes que justifiquen. ¿A quién? ¿Al hombre? No, que justifiquen la fe, que salvó al hombre de fe. Por eso dice: “Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas”.
Dice Pablo escribiéndole a Tito: “La gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres se manifestó”. ¿Qué es lo que trajo la ley a los hombres? La palabra de Dios responde: “La ley entró para que el pecado creciese”. Luego, la ley a pesar de ser “santa, justa y buena”, vino a ser para el hombre, un “ministerio” de pecado, de “ira”, de “condenación” y de “muerte”, y estoy citando palabras textuales de Pablo en Romanos y segunda Corintios. ¡Pero la gracia de Dios trae a los hombres salvación! ¡¡Aleluya!!
Salvación, “no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó... para que justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:4-7).”Así que concluimos ser el hombre justificado por la fe sin las obras de la ley”. (Romanos 3:28). Y el hombre justificado, por el único medio que puede serlo, por la gracia de Dios, ya “no está bajo la ley sino bajo la gracia” (Romanos 6:14). Esto está claro ó pocas cosas pueden estar claras en el mundo.








Image and video hosting by TinyPic