lunes, 16 de agosto de 2010

ENCUENTRO PERSONAL CON DIOS


    Esta es una de las más grandes promesas que Dios le ha hecho a los que en él creen; “Él se dará a conocer a cada uno de ellos” Estas palabras dichas por el profeta Jeremías llevaban en su tiempo esperanzas para el pueblo de Israel, pero el Señor en su misericordia también hablaba de lo que haría con todos los pueblos que creyeran a su palabra. Por eso podemos decir con toda seguridad que la promesa de un nuevo pacto nos alcanza a nosotros también, pues este nuevo pacto se realizó en la persona de Cristo Jesús (EFE 3: 1-7) 
   También la palabra nos anima de la siguiente manera: “Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne. También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios. Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura” (HEB 10:19-22).


 
 
¿Porqué Dios nos hizo esta promesa?
¿Porqué la Biblia nos anima una y otra vez a hacerlo?
¿Será tan importante que cada uno de nosotros tenga un encuentro con Dios?
 
SI DEJO QUE DIOS ME CAMBIE TAMBIÉN CAMBIARÁN LOS DEMÁS 
   
   Al experimentar lo bueno de la gracia y el perdón de Dios, nos invade un deseo en nuestros corazones: “Quiero que los demás también cambien su manera de vivir, como el Señor ha hecho conmigo” y empezamos a realizar todo un sinnúmero de esfuerzos para poder lograrlo, o si podemos de alguna manera, colaborar con Dios en cumplir sus propósitos en ellos.
   En esto ponemos empeño, muchas buenas intenciones y hasta gran parte de nuestro tiempo. Aunque estas cosas no sean malas, tenemos que reconocer siempre que el poder y los tiempos son de Dios. 

  

  Nadie tiene el mejor método que él para lograr tales cosas; y en este aspecto, esta promesa de Dios de que cada uno puede encontrase personalmente con él, la iniciativa es de Dios. Él está continuamente llamando nuestra atención para que nos acerquemos a donde él está. Esto tiene dos aspectos bien fundamentados: 
  •   A veces nos encontramos tan enfrascados en nuestras tareas(incluso en la obra de Dios) que no logramos entender que él quiere pasar tiempo junto a nosotros, intimar así como un Padre anhela pasar tiempo junto a sus hijos. Para el Señor es esencial que le tengamos como prioridad en nuestras vidas, ese es el gran mandamiento (MAT 22: 34-38)
  •  Dios nos quiere asegurar que realmente es él quien nos llama; para que no dudemos en ir vayamos tras falsos llamados (ISA 44: 6-8) (vs. 3-4) Es un asunto decisivo que respondamos al llamado del Señor. Si no realizamos este paso,no podremos disfrutar nunca de todo lo demás que viene. Esta es una decisión que nos corresponde a cada uno de nosotros personalmente tomar.
  • Como es Dios quién toma la iniciativa las cosas se deben ejecutar a su manera, y no simplemente a la manera que nosotros entendemos correcta, o a la manera que se nos han enseñado.
  


   La obra de Dios se lleva a cabo con sus instrumentos. Para que sea totalmente genuina debemos llevar su sello por todas partes. La vara que el profeta usaba en sus funciones diarias tuvo que ser cambiada por la vara de Dios. 
   De igual manera nosotros somos instrumentos de Dios y también tenemos que ser renovados para obrar dentro de su reino (vs. 6-7) (2 COR 5: 17) Al tener que meter la mano en el pecho habla de que Dios nos quiere renovar de todo nuestro corazón, quiere cambiarnos hasta lo más íntimo para poder desplegar a través de
nosotros todo su poder. 





 Si el encuentro con Dios logra el impacto deseado nos dispondremos a cumplir de inmediato con la misión que nos fue encomendada. Si no la hacemos, entonces no notaremos su fidelidad a las promesas dadas. Moisés fue revestido con el poder y la autoridad de Dios, pero esto era para ir a Egipto y liberar al pueblo Israelita. Esto no se efectuaría al no ser que el siervo fuera hasta allá.(vs. 27-30) Dios quiere que compartamos luego con los demás lo que hemos recibido. Quiere que contagiemos a los demás con sus cosas para que así su gloria corra entre los pueblos. Moisés siguió pasos concretos.
I. Primero fue a donde estaba su familia. La cosa debe empezar por casa. No podemos ir a comunicar el mensaje a los demás y dejar a nuestros más allegados fuera de las bendiciones y los deseos de Dios (CANT 1: 6b)
II. C ompartió luego con Aarón lo que Dios le había ordenado. No debemos ser egoístas y querer llevarnos todo el protagonismo de la obra. Juntos logramos más cosas y hacemos más efectivos nuestros esfuerzos. La unidad es de Dios. El mismo es el ejemplo de una perfecta unidad, por eso nos recomienda en 4: 9-12) Jesús también envió a sus discípulos de dos en dos.
III. Luego ambos comunicaron a los líderes lo que Dios quería hacer. No debemos olvidar los dirigentes que Dios a organizado sobre su pueblo (HEB 13: 17). Los llaneros solitarios de la fe, que piensan que no necesitan de nadie más para cumplir los designios del Señor, sin duda están errados (SALM 68: 6)
IV. Después le mostraron al pueblo lo que acontecería por la mano y el favor de su Dios. La voluntad del soberano debe ser comunicada a todos. Recordemos que él se nos reveló para que “todos los pueblos le vean y le conozcan” (SALM 97: 6)
(vs. 31) Todo esto produjo un avivamiento dentro del pueblo Israelita. Esto condujo a que realizaran la voluntad de Dios. Los Israelitas creyeron al anunció del Dios de sus padres y recibieron consuelo al comprobar que su Dios realmente había estado pendiente de ellos todo el tiempo, que había escuchado su aflicción y estaba dispuesto a ayudarles. Ellos se inclinaron y adoraron a Dios, que es lo que él está buscando y lo que él merece. 




   El final es muy interesante e impactante ver como toda una nación se postra y adora, pero todo esto Dios lo logró a través de la disposición de un hombre para responder a su llamado e ir
a encontrarse con él, dejarse transformar, y ser obediente a su voluntad. Él quiere hacer lo mismo con nosotros en este tiempo.   Tenemos en nuestro corazón la capacidad de responder adecuadamente. Su promesa sigue vigente “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra” (2 TIM 2: 21).



ROJO (tu amor hace eco en todo mi universo)


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